Descubrir a Lebret hoy. Reflexiones desde el Sur . Andrés Lalanne (2020)
- Fecha 8 diciembre, 2020

Presentación
Lebret fue un hombre inspirado, un militante, un pensador, un hombre de acción, un místico. Vive en su legado, a menudo olvidado en su tierra, olvidado por la “Academia”, pese a que fue investigador del CNRS. Pero recordado en los territorios que atravesó con su mensaje para una economía humana. Fue un hombre universal, hombre de fe, profeta y partero de nuevas formas de civilización.
Intento aquí “pintar” un retrato de Lebret a partir de quienes conocieron directamente, a él o a su obra. Un retrato donde los testimonios extraídos de textos conviven con revelaciones inéditas que hemos recogido de diversas fuentes. Ensayo también posibles explicaciones a las dificultades de Lebret en su trayecto por países de América del Sur. No como un trabajo de investigación histórica, que requiere un rigor investigativo que está lejos de mis posibilidades y, que ya han realizado con brillo Denis Pelletier [1] y Virginia Pontual [2] .
Los invito a una recorrida desde distintos ámbitos y regiones que fueron marcados por su presencia, por sus escritos, discursos y acciones. Y al mismo tiempo recordar frases suyas que han quedado para nuestro mejor recuerdo e inspiración.
Nota: Este es un libro abierto que seguirá incorporando nuevos aportes que ayuden en el propósito de conocer mejor a un hombre que marcó tantas vidas humanas en todo el mundo.
1 - América Latina
“Embarcarse. Uno no sabe que barcos encontrará, que tempestades tendrá que soportar, a qué puertos tendrá que llegar. Uno parte sin tenerlo todo previsto y, sin embargo, llega. […] Naturalmente siempre habrá un riesgo. Pero esto no impide partir” (Principios para la acción, 1944).
En Argentina, Brasil, Chile y Uruguay se crearon grupos que se conectaban con la red primigenia de Economía & Humanismo (E&H) en un proceso que culminó en 1957 con la fundación en Montevideo del Centro Latinoamericano de Economía Humana. El CLAEH es la única institución de origen E&H que sobrevivió a los regímenes militares de los 70 y su Plan Cóndor. En estos países, y en otros de la región sudamericana, quedó como cosecha una generación de investigadores y militantes conocedores del territorio y formados técnicamente en los métodos y orientaciones de E&H.
Uruguay.
Así comenzaba la carta de Lebret a los “Equipos del Bien Común” de Montevideo, los precursores del Claeh desde 1947:
“Tengan pasión por el ascenso humano de vuestro pueblo y, mirando más lejos, de toda América Latina. Pero comiencen por estudiar las necesidades de las capas menos favorecidas de la población y confróntenlas con las posibilidades de responder a ellas. Eviten sobretodo la verbosidad y el vértigo. No hablen sin haber aprendido pacientemente en la escuela de las cosas y de los hombres; intervengan y con fuerza, pero después de haber adquirido la certeza que vuestra intervención está bien orientada”.
En primer lugar cito a Juan Pablo Terra, uno de los fundadores y primer presidente del Centro Latinoamericano de Economía Humana en Uruguay. Fue un destacado profesional de la Arquitectura y la Sociología, y un pensador y político de gran influencia.
“Lo conocí (a Lebret) en 1947 en una reunión con poca gente en el Club Católico de Montevideo. Nos encontramos con un hombre callado que miraba con calma, muy reflexivo; un dominico que con su hábito blanco, su cabeza redonda bastante calva y fumando su pipa, soportó sin comentarios un largo interrogatorio. Durante bastante rato fue apuntando, con una letra muy chiquitita, la sucesión de preguntas que poco a poco cubrió un abanico tremendo de temas. Durante dos tardes enteras habló pausadamente; explicó cómo veía él el mundo actual, el funcionamiento del sistema social y económico, las condicionantes de vida de la gente, los movimientos políticos y sociales, las corrientes de ideas y el desafío que todo ello planteaba a la conciencia cristiana. El efecto de esas dos tardes sobre nosotros fue tan fuerte que marcó a una generación.
El viaje a América Latina de Lebret, fue para él un salto cualitativamente fundamental, representó el descubrimiento del Tercer Mundo y el salto de la escala nacional a la mundial.
Algunos se han extrañado que el centro de estudios de Économie et Humanisme quedó en Lyon y no en Paris. En eso hay un rasgo muy de Lebret: una profunda desconfianza instintiva al intelectual y a las prácticas académicas de las universidades, de la Sorbona. Una reacción de marino y de campesino, resuelto a no naufragar en ese universo.
De 1963 al 65, ya con la salud debilitada, actúa como experto del Concilio. En la Populorum Progressio hay una marca muy profunda del pensamiento de Lebret, y poco puede sorprender pues la primera redacción fue suya. Pablo VI le tenía un gran respeto y lo consultaba mucho. Había dejado de ser el “peligroso” luchador, acusado de dudosa ortodoxia por las derechas, cada vez que llegaba a un país en América Latina.
Cuando pasé unos meses en el centro La Tourette de E&H lo veía después de cenar sentarse a escribir pacientemente. Y si por casualidad me despertaba de madrugada, lo veía por la ventana, sentado, escribiendo en su escritorio iluminado, porque sufría de insomnio.
No tuvo ninguna pretensión de ser científico. Me dijo una vez: “si hemos alcanzado alguna existencia o importancia científica, es sólo por el amor a la gente”
Exhortó al diálogo con los marxistas, señaló los aportes básicos del marxismo, sin que esa fuera su preocupación central. Tenía la tranquila honestidad de pensamiento de reconocer lo valioso donde quiera que estuviera.
Y cuando pienso cual era, en su caso, el centro de su fuerza, concluyo que era un enorme amor a la gente, acompañado de una lucidez, una tenacidad y una capacidad de esfuerzo increíbles. Pero esencialmente un amor. Ese amor que hace a los santos.”
Recogemos también el testimonio de Pierre Mathy quien lo conoció en Uruguay y formó parte del movimiento. Belga de nacimiento, actualmente reside en su país natal.
“¿Quién hizo que yo estuviera aquel día 27 de agosto de 1956 en Montevideo, frente a la Universidad, a la espera de este hombre que acababa de salir del pequeño Renault de Juan Pablo Terra? No lo recuerdo.
Este hombre vestía el hábito de los dominicos. Su cabeza redonda estaba cubierta por una boina negra de tamaño respetable. Antes de entrar, se sacó la pipa de la boca y la golpeó contra el muro del edificio, en un gesto que iba a descubrir más tarde que le era habitual.
Pocos de los que allí estaban se daban cuenta en estos momentos de la influencia que esta visita iba a tener para nuestras vidas y para la vida del país.
Este hombre era el Padre Louis-Joseph Lebret.
Las tres conferencias que dio en la facultad de derecho, en la de arquitectura y en la de ciencias económicas determinaron una gran parte de mi vida.
Los temas abordados (micro- y macro análisis de los hechos sociales, análisis urbano) a primera vista, podían aparecer como poco aptos para provocar el entusiasmo de la juventud. Pero Lebret, por su seriedad, por la acumulación de experiencias que dejaba entrever, tenía el don de despertar la imaginación y las ganas de actuar por parte de sus auditores. Y esto sin el menor arranque oratorio o lírico. Hablaba pausadamente con argumentos respaldados por el mayor rigor científico y, al mismo tiempo, nos colocaba frente a la responsabilidad que nos incumbía a cada uno de nosotros en la urgente tarea de hacer que la humanidad triunfara ante los desequilibrios que ella misma había creado en su propio seno.”
Diez años antes de la fundación del CLAEH, se formaron en Montevideo los Equipos de Bien Común inspirados en Economía & Humanismo. Uno de sus integrantes, Ramón Firme, recuerda:
“En el caso del Padre Lebret, su espiritualidad ligaba la observación de la realidad, con la meditación, el discernimiento, la oración, la decisión y la acción. Pero seguía siendo, la razón de ser de su tarea tan amplia y científica la creación de conocimientos y la forma como el ser humano produce valor. Por eso, se puede entender, que esa forma hace referencia en forma permanente a una Gestión Humana. Entendida como espacio transdiciplinario al servicio de un nuevo humanismo.
Si hoy uno se preguntara lo que se le debe a Louis Joseph Lebret, diría mucho. Si lo tuviera que concretar en conceptos estratégicos diría tres cosas: trandisciplinariedad, rigor científico, y apego a la realidad. Si lo que se preguntara, fuera sobre la vigencia de su pensamiento hoy, diría las mismas tres cosas. Desde luego ayer como hoy sin ningún orden de precedencia, porque conforman un única realidad en la forma de pensarla.”
Denis Pelletier, historiador francés, autor de la mayor biografía de E&H dice: “La conferencia internacional de Economía y Humanismo se desarrolla en Montevideo del 7 al 11 de septiembre 1957 en presencia del padre Lebret, delante de una centena de personas entre las que hay tres brasileños, cuatro paraguayos, quince chilenos, veinticinco argentinos y un peruano. Ella acaba en la fundación de Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH), que toma la sucesión de los Equipos de Bien Común, y lanza un boletín de enlace y luego en junio de 1958 una revista trimestral, Cuadernos del CLAEH, a pesar de las reticencias dominicanas en Roma. De la historia del CLAEH, no es posible aquí sino dar unas líneas principales, que reuniremos bajo observaciones generales. Juan Pablo Terra reivindica muy temprano la autonomía de CLAEH con relación a Economía y Humanismo, y el padre Lebret no vuelve más a Uruguay”[3] .
Este desencuentro fue relatado personalmente a Pelletier por Terra. Este episodio y otras rupturas, (Perroux, Desroche) muestran a Lebret como un hombre muy inflexible en sus convicciones, tal vez en parte, por su formación como oficial de marina.
Chile
Tuve el privilegio de conversar hace unos años con Jacques Chonchol en su departamento en Santiago de Chile. Chonchol fue ministro de Frei y luego de Allende, un caso extraño en la política considerando las luchas turbulentas de los años 60 y 70 en su país. Eduardo Frei (padre) fue muy influenciado por Lebret, quien seguramente lo veía como uno de sus más queridos discípulos. Tanto que los últimos dos viajes fuera de Europa, con su ya precaria salud, son en respuesta a invitaciones del presidente demócrata-cristiano, en marzo de 1965 y abril de 1966. (Pelletier, ibidem)
Pese a ello, cuando le pregunté a Chonchol por personas que podrían unirse a la Red Internacional de Economía Humana (RIEH), estimó que serían pocas, porque la dictadura cambió el país y muchos se creyeron el cuento del desarrollo capitalista liberal. Hoy en 2020, en medio de grandes tensiones sociales, no pocos chilenos han comprendido que ese nos es el camino para un desarrollo integral.
Chonchol participó en la primera Conferencia internacional de economía humana, realizada en San Pablo en 1954 [4]. Chonchol sirvió de intermediario entre Economía y Humanismo y la CEPAL , fundada en 1948 y cuyo asiento está en Santiago. Una circunstancia mencionada tanto por Pelletier como por Puntual, es que hubo entonces una relación importante de E&H con la CEPAL. Lebret conoció a Raúl Prébisch, secretario ejecutivo de CEPAL y se sabe que intercambiaron informes sobre los países. La concepción del desarrollo de la CEPAL se fundaba en la industrialización, el intervencionismo estatal y la protección aduanera de la producción local. Según ha dicho Enrique Iglesias, quien fue secretario ejecutivo de la CEPAL entre 1972 y 1985, en aquella época la institución no consideraba en profundidad las dimensiones sociales, asumiendo que el desarrollo económico solucionaría los problemas sociales. Iglesias conoció a Lebret por intermedio de Juan Pablo Terra y recuerda que participó del encuentro fundacional del CLAEH. Ambos amigos, distinguidos profesionales, trabajaron juntos en la primera gran planificación de un gobierno en Uruguay en la década de 1960.
En su exposición en la conferencia de San Pablo, Chonchol subrayó la convergencia de las proposiciones de ambas instituciones, alrededor de una planificación respetuosa de la libre empresa, del papel del Estado en la nueva distribución de las rentas a favor de los más pobres, así como la reforma agraria.
En una entrevista reciente recordaba Chonchol: “Desde que estuve en la Universidad de Chile, en Agronomía, participé y empecé a interesarme en la política, y milité en la juventud falangista, donde tenía compañeros como a Andrés Aylwin, Vicente Sota, Julio Silva Solar y otros. En esa época fuimos muy influenciados, y yo particularmente, por dos cosas. Primero por un libro de un filósofo francés que era Jacques Maritain, que se llamaba “El humanismo integral”, y por el otro, un cura dominico, Louis Lebret, que creó un movimiento de economía y humanismo, el comunitarismo, que tuvo mucho impacto en todos nosotros. Estábamos influenciados por esas ideas que después tratamos de desarrollar”.
Hablando de los años 60 recuerda: “Hasta tal punto se radicalizó ese periodo que pareció normal que Eduardo Frei, que no era un revolucionario a ultranza sino que un hombre progresista que quería hacer una Reforma Agraria, mandó un proyecto de ley que fue aprobado, que es la ley de Reforma Agraria que estamos celebrando ahora y que establecía ciertas cosas que si lo planteas hoy parece cosa de locos, “de comunistas”.
“Nunca fui y nunca me sentí marxista, ni siquiera leí “El Capital”. Leí “El manifiesto comunista”, pero nunca me sentí marxista. Yo estaba influenciado por todas estas ideas, y lo sigo estando, del comunitarismo y de las comunidades de trabajadores y de cristianos por el socialismo. Influenciado no por la Iglesia actual, absolutamente auto marginada de la realidad social de este país. Una Iglesia muy conservadora, tradicionalista. No es la Iglesia que fue en la época de Silva Henríquez y Manuel Larraín, la de la lucha y el combate por la pobreza, y de lo que demostró ser capaz en la época de la dictadura”.
Brasil
Brasil fue el país más visitado por Lebret y donde más trabajos le fueron encomendados a la sociedad de estudios técnicos fundada por él en 1947, la SAGMACS [5].
Esta oficina técnica representó “un punto de inflexión en la experiencia de un nuevo método de proyectación urbana, un cambio en la manera de pro¬yectar, planear y solucionar los problemas urbanos de las ciudades, a través de una elaboración continuada de una metodología de investigación urbano-regional centrada en el bien común y en el ascenso de la vida humana asociada al desarrollo económico, estableciendo nuevos caminos para el desarrollo y la organización territorial de importantes ciudades en el país como Recife, Río de Janeiro, San Pablo y Belo Horizonte” [6].
Según Trindade el gran impacto y la influencia de la SAGMACS y del movimiento Economía y Humanis¬mo se hacen sentir hasta hoy, en particular entre los estudiosos del urbanismo, por el desarrollo de una metodología de investigación empírica como instrumento de análisis científico para orientar la acción hacia el desarrollo.
Las actividades de Lebret en Brasil fueron a menudo obstruidas por acciones de la derecha política y una parte de la jerarquía católica. Sin embargo la actividad de la SAGMACS se mantuvo hasta 1964 cuando un golpe militar derrocó el gobierno de Joao Goulart e instaló una feroz dictadura.
Conversamos con Chico Whitaker, activista social, quien nos contó en 2019 que siendo un estudiante de arquitectura trabajó como ayudante en un estudio de la SAGMACS. Recuerda que algunos días iba con Lebret a almorzar en una pizzería sobre una avenida de San Pablo. Cuando iban a cruzarla corriendo Lebret decía: ¡vamos ahora! y al llegar al otro lado: Nos salvamos, ¡gracias a Dios!
Chico aprendió de Lebret que su compromiso era de por vida: mientras haya injusticias en el mundo hay que seguir luchando. Como lo hace ahora, con 89 años, alertando a diario en su blog y en conferencias sobre el peligro de la instalación de nuevas usinas de energía nuclear en Brasil.
Dice Denis Pelletier en la obra ya citada: “El itinerario de Francisco Whitaker Ferreira (Chico) es revelador de esta dinámica de integración al aparato de estado con ocasión de las presidencias Quadros y Goulart. Nacido en 1931, Whitaker era presidente de la Juventud universitaria católica (JUC) brasilera cuando encontró al padre Lebret en la conferencia de San Pablo de 1954. En 1953, un debate universitario había sido organizado alrededor del libro de Lebret y Suavet,” Rejuvenecer el examen de conciencia”, que jugó un papel importante en el proceso de compromiso político de la JUC. Introducido en SAGMACS con ocasión de la encuesta de Belo Horizonte, Whitaker aseguró durante unos años la dirección técnica, antes de ser integrado con todo el equipo en el organismo estatal de desarrollo. Bajo la presidencia de Goulart, fue nombrado director de la planificación en el seno de la Superintendencia de la reforma agraria, que dependía oficialmente del ministerio de Agricultura, antes de que su carrera fuera interrumpida al cabo de unos meses por el golpe de Estado militar [7].
El colaborador de la RIEH Lucas Cestaro realizó una muy interesante entrevista a Maria Adélia Aparecida de Souza, Geógrafa brasileña, que trabajó en SAGMACS y estudió en el IRFED, Francia [8].
La SAGMACS operó en Brasil (1947-64) bajo la supervisión de Louis-Joseph Lebret, con oficinas en las ciudades de Río de Janeiro, Recife, Belo Horizonte y San Pablo, la sede principal, que concentraba la mayor cantidad de técnicos y profesionales y también los principales miembros de la dirección del equipo.
Dice María Adélia: “La relación entre SAGMACS y el Movimiento de Economía y Humanismo tuvo lugar de una manera muy seria, debido al hecho de que la mayoría de los personajes que trabajaban allí habían ido a París para tomar el curso en el IRFED. Uno de ellos, Francisco Whitaker Ferreira – Chico, era nuestro líder, era mayor, coordinador técnico de la mayoría del trabajo realizado por SAGMACS. Él, con fray Benevenuto de Santa Cruz, mi recordado y muy querido amigo, fueron nuestros "grandes jefes", un papel que desempeñaron con tal disimulo, que cualquiera que no lo supiera no se daría cuenta. ¡Aprendí de estas personas que es posible hacer un trabajo riguroso, políticamente interesado y serio, con buen humor!”
Maria Adélia estudió en el IRFED desde octubre de 1963 hasta junio de 1964, invitada por el propio Padre Lebret (quien le consiguió una beca) y por Pierre Monbeig.
Se quedó siete años en Francia y acompañó a Lebret durante la etapa final de su enfermedad, cuando fue hospitalizado en el Hospital de Alesia, cerca de la Cité Universitaire.
“Cuando regresé a Brasil, la SAGMACS ya no estaba activa, ya había ocurrido el golpe militar de 1964 y fue una historia complicada, con algunos de nosotros perseguidos por los militares”.
El movimiento E&H tenía una concepción muy avanzada en cuanto a descentralización, participación, y ella llevó esta enseñanza consigo por el resto de su vida.
“Fueron cosas que aprendí en SAGMACS, en IRFED, con el padre Lebret. Recuerdo haber acompañado al Padre Lebret en trabajos de campo y reuniones en Senegal con productores de maní, para tratar de ver si cambiando las tecnologías de siembra podrían ser más rentables. Estuve allí con él durante tres meses y no pudimos cambiar nada en la cabeza de los pequeños plantadores. Era una tribu muy cerrada, que no quería cambiar nada en su cultura de plantación, como lo habían estado haciendo durante siglos”. “Desde entonces, he llegado a ser crítica con las teorías del desarrollo, porque técnicamente era fácil cambiar, pero hacer que la gente entendiera eso no era simple. Las empresas pueden hacer lo que quieran. ¡La gente no!… ¡O cambias la cultura o la economía te aniquila!”
“Pero aprendí mucho en esta escuela de SAGMACS e IRFED, que he estado llevando a cabo toda mi vida, siempre renovando con nuevos aprendizajes, nuevas teorías, nuevas acciones. No soy una tecnócrata, porque aprendí que se necesita rigor en el proceso de conocimiento para ayudar a las personas a ser mejores, y que es la política la que lo hace.
Comprendí que la planificación y la política son hermanas siameses”.
Otras experiencias sudamericanas
Son múltiples las razones de los tropiezos de los intentos de Lebret en Colombia, Perú y Venezuela. En Colombia, donde se creó la sociedad de estudios SAGMAESCO, en Perú con el Centro FIDES y en Venezuela con el IDES, Instituto de Desarrollo Económico y Social, los grupos ligados a Economía y Humanismo dieron lugar a la difusión de las técnicas, enseñanzas y acciones de los equipos, pero no pudieron consolidarse luego de algunos años. (Puntual, ibid)
Colombia
“Lo más grave, no es la miseria de los pobres, sino la inconsciencia de los ricos.”
Tuve la oportunidad de visitar Bogotá en tres oportunidades (2015-2018), invitado a actividades académicas. Con el concurso de la economista María Gabriela Daza, que en su momento trabajaba en la Revista Lebret de la Universidad Santo Tomás de Bucamaranga, conocí los grupos de investigación en economía de la sede Bogotá de la USTA. En el encuentro académico que tuvimos en esa oportunidad, recordé la encíclica Populorum Progressio (tan influida por Lebret) y su lema: el desarrollo es el nuevo nombre de la paz, con estas palabras: “Colombia merece la paz, pero no la encontrará sin un camino hacia una economía más humana. Las causas primeras del conflicto no han desaparecido, sólo se han transformado”.
Según el investigador Julián Gómez el “informe de la Misión Lebret”, presentado en 1956 y publicado dos años más tarde, puede definirse como un hito en el análisis sociológico en el país. No sólo por la forma en que fue recibido en el medio colombiano, sino porque constituyó un medio para la introducción del “tercermundismo católico” de Lebret en el país, influyendo en jóvenes como el sacerdote-sociólogo, y luego guerrillero, Camilo Torres.
El estudio que realizó la Misión acerca de la población colombiana durante el gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) se basaba en dos aspectos: las necesidades (según la escala definida por E&H) y las posibilidades; de producción, medios tecnológicos, intercambios, ahorro, e intervención en los sectores con mejores oportunidades económicas y culturales. El informe afirmaba que los líderes de Colombia debían entender que “el olfato y la intuición” no eran ya suficientes para la planificación del desarrollo.
Según el grupo de católicos progresistas Testimonio [9]Se trataba de un grupo de católicos (vinculados a los dominicos franceses) conscientes de las necesidades que hay de conocer el país y que abren camino para renovar la Iglesia Católica en Colombia. (Gómez,Julián) , que fue responsable de promover la invitación a Lebret, éste logró desafiar “la tranquilidad de conciencia de quienes constituyen las minorías privilegiadas” responsables de la penosa situación de las clases populares. Pero en un país dominado desde siempre por partidos políticos de derecha, las elites gobernantes no podían aceptar las recomendaciones del documento de la Misión Lebret que fue dejado en el olvido, aunque continúa siendo un documento de referencia para la sociología y la historia.
Perú
La publicación en Perú del informe de 1958 sobre Colombia suscitó el interés de algunos grupos católicos progresistas por contratar una misión de Economía y Humanismo. En 1959 un dominicano francés instalado en Uruguay, el padre Ramlot, a quien Lebret encargó asegurar el enlace entre los diferentes grupos de Economía y Humanismo de América Latina, negoció con el General Tamayo, ministro de la Educación Nacional del segundo gobierno de Manuel Prado (1956-1962). Durante una estancia de dos semanas en Lima en abril de 1958, Lebret tuvo un encuentro con el presidente Prado, seguido de una conferencia delante de los parlamentarios. Esto parecía prometer el éxito de la negociación en curso; sin embargo el contrato, firmado el 13 de abril y sujeto a la ratificación por el Parlamento, fue anulado dos días después y activó una polémica en la prensa y la clase política [10].
En 2019 visitamos Lima por invitación de Michel Azcueta donde conocimos al economista Javier Iguiñiz, entonces Secretario Técnico del Acuerdo Nacional. Iguiñiz fue yerno de Emilio Romero Padilla, un intelectual, economista y geógrafo que era entonces ministro de hacienda del gobierno de Manuel Prado, y recibió la propuesta de trabajo por parte de Lebret. Según su relato, y pese a que inicialmente el plan fue aceptado, a Romero le disgustó un cierto aire de superioridad del dominico y eso pudo ser un factor del posterior rechazo. Pero la verdadera razón fue seguramente originada por las dificultades económicas y la inestabilidad política que condujeron a un condicionamiento creciente del Gobierno de parte de la derecha liberal. Esta era liderada por Pedro Beltrán, director del diario Prensa, que fue incorporado en 1959 como ministro de hacienda y comercio por el presidente Prado.
Gracias a la amistad de Michel Azcueta con el Padre Gustavo Gutiérrez pudimos visitarlo en el Instituto Bartolomé de Las Casas, donde, nos aclaró que esa no es su casa, que allí va a trabajar, ¡con 92 años!
Gutiérrez, quien fue el primero que escribió sobre la teología de la liberación, es muy claro en sus recuerdos. Entre ellos hablamos de la estadía de Lebret en Lima, y nos dice que se alojó en su casa. Le pregunto si su libro, como dicen algunos, se iba a llamar originalmente teología del desarrollo y él lo niega diciendo: “Siempre pensamos en la liberación y en el principio central de la opción preferencial por los pobres”.
Venezuela
Hacia fines de 1963, José Revenga le propuso a Arístides Calvani (intelectual vinculado a la democracia cristiana) la creación en Caracas de un instituto de investigación según el modelo del IRFED. A Calvani le entusiasmó la idea de crear un instituto para la formación del sector empresarial privado en función de una “planificación democrática”. La presentación pública del IDES se realizó en un seminario internacional de ejecutivos en diciembre de 1963.
En julio de 1964 el IDES celebró en el auditorio del Colegio de Ingenieros de Venezuela el simposio Desarrollo y Promoción del Hombre, al que Calvani y el Vicepresidente del instituto, José Revenga, así como Alfredo Anzola Montalbán de la Fundación Creole, lograron traer un insólito grupo de gigantes del desarrollo, incluyendo a los padres Louis Joseph Lebret y Jean Yves Calvez, y el demógrafo Alfred Sauvy (creador del término Tercer Mundo). Estos habían sido invitados por José Revenga junto a François Perroux quien se excusó por no poder participar.
Entre los trabajos del IDES se destaca el “Estudio por un desarrollo equilibrado y armónico en Venezuela” (1965). La influencia de Lebret se mantiene un tiempo, pero su muerte solo dos años después de su presencia en Caracas, afecta al IDES que se cierra en 1968.
“Quien reflexiona únicamente sobre el montón de estadísticas puede, ante la dispersión de diversos elementos de niveles de vida, mantener el corazón frío y elaborar sin angustia las teorías del crecimiento de la inversión y del desarrollo. Pero ¿cuántos de quienes han viajado a través del mundo subdesarrollado y subequipado han podido resistir una conmoción que ningún revelamiento estadístico es capaz de igualar?”
Como se aprecia hay muchos rastros de la presencia de Lebret en el continente, un personaje que intentamos presentar hoy con el rostro humano de alguien que recordamos por sus acciones, por sus escritos, y en particular por la huella que dejó.
Encontramos algunas pistas de posibles lecciones aún válidas pese al tiempo transcurrido. Una de ellas refiere a los necesarios apoyos políticos para concretar planes de transformación económica y social. Lebret tuvo influencia indudable sobre la Democracia Cristiana de América Latina, en las personas de sus principales líderes. Pero salvo en Chile y Venezuela, y en ciertos períodos, la DC no ha tenido un protagonismo decisivo en la región. No sabemos que Lebret haya sido conocido y escuchado por políticos progresistas de otros partidos, lo cual no hubiera sido en vano por su versación sobre el marxismo. De hecho conocemos que sus conferencias en la Facultad de Arquitectura de Montevideo impresionaron al decano de la época que era de tendencia trotskista. También en relación con la política es de hacer notar el aspecto que señala la brasilera Maria Adélia Aparecida de Souza, relacionado con la dificultad de superar las distancias culturales entre los pueblos, y cómo es determinante el rol en la economía capitalista de las grandes empresas que resisten la planificación del Estado.
Aunque quedan solo rastros de la Red creada en el siglo XX por E&H, que se basó en buena medida en los sacerdotes dominicos, los jóvenes católicos y políticos democristianos, hoy una nueva red de economía humana (la RIEH) [11] , se extiende por el continente.
Y el Padre Lebret nos sigue inspirando.
[1]ECONOMÍA Y HUMANISMO, De la utopía comunitaria al combate por el tercer mundo. 1941-1966. Denis Pelletier, Ed. Del Ciervo, París, 1996.
[2]Louis-Joseph Lebret na América Latina: um exitoso laboratorio de experiências em planejamento humanista. Virgínia Puntual, Recife: Ed. UFPE, 2016
[3] ECONOMÍA Y HUMANISMO, De la utopía comunitaria al combate por el tercer mundo. 1941-1966. Denis Pelletier, Ed. Del Ciervo, París, 1996.
[4] Comisión Económica para América Latina y el Caribe, dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, creado en 1948.
[5] Sociedade para Análise Gráfica e Mecanográfica Aplicada aos Complexos Sociais.
[6] Isabella Leite Trindade, Cuadernos del Claeh, 101 (2015)
[7] Del testimonio oral a Pelletier de Chico Whittaker, Génova, el 22 de octubre de 1986).
[8] Instituto Internacional de Investigación y Formación para el Desarrollo Armonizado, creado por Lebret en 1958.
[9] Se trataba de un grupo de católicos (vinculados a los dominicos franceses) conscientes de las necesidades que hay de conocer el país y que abren camino para renovar la Iglesia Católica en Colombia. (Gómez,Julián)
[10] Según el Diario de Lebret, abril de 1958.
[11] Red Internacional de Economía Humana. www.rieh.org
2 Espiritualidad
“Si yo amo a Dios, no puedo permanecer tranquilo en mi confort. A la civilización ficticia del confort levantada por el capitalismo, oponemos el ideal de una civilización del servicio”.
Este capítulo intenta dar algunas pistas sobre la importancia de la espiritualidad en el P. Lebret y la relación con su militancia.
“El “problema” de conseguir la economía humana, “es técnico y es espiritual. Quién rechaza considerarlo bajo estos dos aspectos se asegurará de no solucionarlo.”[12]
En el sitio web de la orden de los dominicos en español [13] dice del P. Lebret que se destaca entre las figuras del siglo XX como un “baluarte de una espiritualidad militante enraizada en la categoría de la solidaridad, a la que veía como un acto político de la misericordia”. Lo recuerda como autor del primer borrador de la Populorum Progressio, que “llevó hasta los confines del mundo la urgencia del desarrollo como nuevo nombre de la paz, a la que entregó día a día su vida”.
Muy significativa es también la semblanza de Lebret que hace Mary O’Driscoll O.P. religiosa y profesora universitaria: “Mi intención no es hablar sobre los valiosos logros del Padre Lebret, sino tratar de descubrir tras ellos su personalidad. ¿Quién era Luis Joseph Lebret? ¿Cómo se transformó en el hombre que era? En otras palabras: ¿qué carencias, convicciones y valores lo motivaron para pensar como pensó, hacer lo que hizo y vivir cómo vivió?
Las respuestas a estas preguntas pueden ser descubiertas, ahondando en su 'Espiritualidad".
'Espiritualidad" puede ser una palabra difícil de definir; cuando me refiero a la espiritualidad de Lebret, estoy hablando en primer lugar de como él entendió y vivió su propia vida cristiana; y en segundo lugar: cómo sus enseñanzas e intuiciones contribuyeron a una mejor comprensión de la verdadera vida cristiana de hoy; una espiritualidad que es positiva, renovadora e integrada.
La espiritualidad de Lebret, cuyo fundamento es el proyecto de salvación de Dios para el universo, es evidentemente una espiritualidad que se compromete con el mundo, en vez de retirarse del mundo. En realidad, según Lebret, las características del verdadero cristiano son: ser abierto, inserto en el mundo con toda su complejidad.
Los amigos de Lebret hablan mucho de su gran compasión. Su amigo y compañero dominico Thomas Suavet, escribió: "Ardiendo con la infinita compasión de Cristo sufrió a causa de la miseria colectiva de la humanidad", el progreso humano universal se tornó para él una pasión, una angustia. El salió para Brasil, Colombia, Vietnam y Líbano, a pesar de su cansancio, porque escuchó la voz del Señor que lo llamaba desde ahí.
Otro amigo, Víncent Cosmao, destaca que la compasión es el valor característico de la vida de Lebret. Habla de esta compasión, que no tenía ninguna gota de sentimentalismo o paternalismo, pero si, un amor que sintió la necesidad de identificarse con el hermano necesitado y con toda la humanidad, para crear con ellos las condiciones de su propio desarrollo.
El P. Lebret falleció en 1966 a la edad de 69 años. Sus últimas palabras dichas a las enfermeras que cuidaron de él fueron: "¡Qué linda es la vida! Uno tiene que lanzarse en la vida, recibir muchos golpes por los demás y así mostrarle al Señor que ya entendió".
De Vincent Cosmao O.P. (E&H) recogemos este otro testimonio: “No es posible comprenderlo (a Lebret) haciendo abstracción de su ser cristiano. Es posible pensar teológicamente, en continuidad con él, según la dinámica y la lógica que indica el lema “práctica e inteligencia de la fe”, es decir mediante un proceso que busca encontrar la inteligencia de la fe a partir de su práctica, elaborando una teología que sea en principio la teoría de la práctica de la fe”.
Otro dominico compañero de Lebret fue François Malley (E&H) [14]quien recuerda: “Era su visión dinámica del mundo, de sus problemas, de la acción del hombre para hacerlo más fraternal lo que ha suscitado a su alrededor tantas vocaciones y tanto entusiasmo. Cuando se había escuchado al P. Lebret, ya no se podía ver el mundo ni los hombres como antes. Él te cambiaba la vida.
El cristiano es el hombre de la misericordia. Es la misericordia la explicación última de las actividades del P. Lebret. Él lo dijo y repitió a lo largo de toda su vida y hasta su último día. Es el choque que sintió un día ante los desgraciados lo que lo condujo a las propuestas más audaces y aparentemente más locas. Pero ¿qué es la misericordia? Lo escuchamos decir que la misericordia no es un paternalismo cualquiera, sino un sentimiento auténticamente revolucionario que nos lleva a luchar contra un mundo injusto por la liberación del hombre.
Él vivía sobre la tierra, participaba de la historia, llevaba en su corazón, en su carne, en su piel - como le gustaba decir - el drama del mundo, la angustia de un mundo aún inhumano.
Sus intervenciones ante las autoridades religiosas u otras, han sido a veces mal comprendidas e interpretadas. Sobre eso escribió: “la vida es demasiado corta para que uno pierda una hora en intrigas”.
Guillermo Múnera, colombiano, doctorando en Historia, en la investigación para su tesis encontró en Lebret un lazo firme entre el catolicismo social militante en Francia y el tercermundismo. Ambos están relacionados desde los inicios de la Teología de la Liberación.
Recientemente Múnera me hizo esta observación: “Leyendo las notas que elaboraste, me llama la atención que encuentro poco sobre Lebret, el dominico. Claro, no son solamente tus notas. Es la visión histórica que se nos ha transmitido de Lebret, pasando por los trabajos de Pelletier hasta los de Virginia (Pontual). El mismo Pelletier, sabiamente, ha reconocido que hace falta trabajar esta dimensión fundante de Lebret. No se habla de su Provincia, de su formación religiosa, de su vida como Dominico, de su identidad católica forjada en la Provincia de Lyon. Este elemento es fundamental si se quiere hablar de un religioso, principalmente dominico, formado dentro de una estructura muy fuerte. Me parece que se sigue leyendo su vida y obra, en términos de una historia política, es decir, en sus relaciones con la CEPAL, en sus trabajos económicos, en su peso dentro del mundo internacional, en sus diálogos con el marxismo, socialismo, entre otros. Estos elementos no son menores, sin embargo, desde mi punto de vista, tratando de elaborar una historia religiosa o cultural, Lebret es, ante todo, un católico formado en una tradición integral, con unos márgenes de apertura al mundo desde el marco católico dominico. Al respecto, es muy importante insistir en su "tercermundismo católico". No es un "tercermundismo" como los otros. No dialoga con el marxismo como lo haría Mariátegui, Cardoso u otro científico social. Lleva una impronta católica y desde allí lee el mundo. Esto puede servir también para entender las dificultades del movimiento y de Lebret como persona, en las relaciones con algunas de las organizaciones civiles, hombres políticos u otros estamentos. Nunca deja de ser católico. Desde mi punto de vista, el problema es estructural. ¡Exactamente, el catolicismo es muy complicado!”
Jorge Arturo Chaves O.P. es economista y dirige el Centro Dominico de Investigación (CEDI) de Costa Rica. En un reciente intercambio Jorge me decía: “quienes estamos interesados en la herencia de Lebret tenemos el reto de ubicarlo en su época para, luego, interpretarlo en la nuestra. Es una labor hermenéutica siempre compleja, pero más con un autor que empieza a trabajar casi 90 años atrás. Ya que estás concentrado en el "retrato" del personaje te comparto algunas inquietudes que tenemos, pero sin tiempo ni especialidad para buscar las respuestas. Nos llama la atención cómo fue posible que, formado en una teología tan escolástica, tradicional, como la que refleja en el Ascenso Humano y en Mística de la Conquista, sin embargo, salta a (o la hace coexistir con) un concepto de "espiritualidad de la acción" como el que expone en "L'Efficacité politique du chretien". Pareciera contradictorio. Le hemos pedido a un buen amigo, y buen teólogo, Jesús Espeja, dominico español que nos vaya ayudando a entender esto. Los dominicos franceses ya desde años atrás se alineaban en tendencias distintas. Unos abiertos a la renovación teológica, que conducirá al Vaticano II (Congar, Chenu) y otros de línea conservadora (que no aceptaron tampoco que un fraile bretón, ingeniero naval, les diera lecciones sobre lo que es hacer teología). Entiendo que hoy día la nueva generación de dominicos franceses es bastante conservadora. Los he oído incluso criticar a Chenu y a Congar. Y alguno, por lo demás muy respetable para mí, y que no es de generación joven, me ha dicho algo así como que "para qué estudiar la EH y el DHA de Lebret, siendo que éste "ya pasó de moda".
3. La economía al servicio de los hombres
Denis Goulet, Discípulo de Lebret, pionero de la ética del desarrollo, (Estados Unidos de América)
“Un rol destacado de Lebret fue el de educador, quien vio la necesidad de preparar agentes de desarrollo versados en la teoría y la práctica, que practicaran lo que él llamó "amor inteligente". La inteligencia sin amor conduce a un duro elitismo tecnocrático, pensó, mientras que el amor sin inteligencia produce ineficiencias caóticas, si no catastróficas. El amor inteligente hace que los agentes del desarrollo sean duros y blandos. La tragedia residía en esto, que demasiados invirtieron las cualidades y actuaron de una manera tímida y dura de corazón.
Tuve la suerte de trabajar y aprender de Lebret durante los años 1959-1963 en las tres esferas. En 1959-1960, un año después de su creación, fui estudiante y asistente de estudios en el IRFED. Aquí conocí la teoría de Lebret, en sus numerosos escritos y en las clases impartidas por él. Las clases de Lebret fueron infaliblemente interesantes; tenían un tono muy multidisciplinario y vinculaban vitalmente su rica experiencia práctica con la teoría. El estilo era directo y desafiante, mezclado con un humor picante.
Lebret mostró el camino para lograr una "sabiduría a la altura de nuestras ciencias". La sabiduría se entiende aquí como la unidad de sentido y comprensión de la totalidad, del todo. Se diferencia de la ingenuidad o del simplismo en que la sabiduría alcanza la unidad después de enfrentarse y luchar con la complejidad, la pluralidad y la contradicción. En cambio, la ingenuidad gana su unidad de explicación al precio de huir o ignorar la complejidad, la pluralidad y la contradicción.
Lebret comprendió que la sabiduría no preexiste en fórmulas ordenadas y empaquetadas. Debe ser generada por múltiples diálogos, tanto teóricos como prácticos, que involucren las numerosas sabidurías antiguas que siguen siendo vitales en las comunidades culturales de hoy con racionalidades modernas basadas en la ciencia y la tecnología. Sólo esos diálogos pueden ayudarnos a encontrar la nueva ética global y descubrir las nuevas creaciones institucionales de la gobernanza global capaces de conducir a ese desarrollo humano pleno al que ahora aspiran todos, incluso aquellos que, paradójicamente, rechazan el desarrollo en su forma dominante actual” [15] .
Bernardo López Ríos, Sociólogo, México nos dice que: “Al Padre Lebret le interesó mucho la colaboración fructífera entre teólogos, economistas y sociólogos, ya que desde la fundación de “Economía y Humanismo”, había visto la necesidad de recurrir a filósofos y teólogos para cierto tipo de reflexión profunda que exigía soledad y técnica, imposibles de lograr en hombres tan sumergidos en la acción como los llamados “equipistas”.
El Padre Riedmatten, observador de la Santa Sede en la ONU, dio este testimonio de los aportes de Lebret al Concilio Vaticano II. “Después de mucho trabajar el problema de la guerra, el Padre Lebret dio una admirable síntesis de toda su doctrina. Los miembros de la comisión estuvieron unánimes: era esto lo que había que inscribir en la “Constitución Pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el Mundo Actual”.
Yves Berthelot (anterior presidente de DCLI) [16] considera que: su carisma y la exigencia de sus objetivos hacían de él un instructor de hombres al servicio de las causas que tenía en su corazón. “Cuídate de este monje, te va a embarcar” [17] le decía la Sra. Lamort [18]
[1] E. Lamort, con el que Lebret creó la Fédération Française des Syndicats Professionnels des Marins y organizó comités interprofesionales por especie para gestionar la pesca a partir del mercado y de sus especificidades.
a su marido antes de que ambos se incorporasen a la cruzada de Lebret por los pescadores bretones.
De allí nacían amistades a las cuales Lebret siempre fue fiel, incluso cuando debió separarse de alguno que no entraba en el juego de equipo, que “no daba la talla”, que se negaba a comprometerse, que difería sobre las prioridades o las elecciones, ya que era necesario salvar ante todo la obra emprendida. “La adhesión al objetivo le hizo tomar decisiones que pudieron herir sentimientos de personas. Decisiones impuestas por “la coyuntura social, religiosa o financiera” [19]. “Lebret reconocía que “es necesario tener el valor de romper corazones”. Un jefe pues, pero sensible a la miseria de los hombres.
La miseria de todo hombre no podría hacer olvidar la grandeza de cada hombre. Grandeza que Lebret expresa poéticamente en una muy pequeña frase de su Diario donde escribe a propósito de un pobre pescador brasileño: “Cuando se observa bien, un hombre es el más bonito de los paisajes”. Grandeza que no puede ignorarse en la acción política bajo el temor de fallar: “Es por ignorancia de la naturaleza y grandeza de la persona humana que el capitalismo liberal se hizo opresor, que el nacionalsocialismo cayó en la ignominia y que el marxismo no puede triunfar en su esfuerzo para liberar el proletariado” [20]
Lebret se convenció de que no podía proponer una lectura de la sociedad brasileña a la luz de los criterios que le eran familiares, y escribió en su Diario el 24 de julio de 1947, « Voy a tener que modificar, para este país, un buen número de mis perspectivas, y aún no lo no lo veo muy claro».
Después de su misión en Brasil de 1954, dónde su argumentación a favor de los pobres lo había vuelto indeseable a los ojos de las autoridades civiles y religiosas, fue llamado para la elaboración de planes en Colombia, Vietnam, Dahomey, Senegal, el Líbano, Ruanda, Venezuela y Chile.
La preocupación permanente de la interdisciplinariedad que tenía Lebret lo llevó a elaborar gráficos de síntesis - muy difíciles de leer para cualquier otro que no fuera él - donde se mezclaban datos y símbolos para no dejar escapar nada esencial, y donde toda nueva información debía encontrar su lugar cuando llegaba. Lebret estaba “en estado permanente de síntesis”.
Lebret tiene confianza en el hombre y piensa que cada uno debe manejar su destino tomando conciencia de las causas de su situación. Busca pues a poner los hombres y las mujeres en capacidad de actuar individual y colectivamente. Consciente de la evolución constante de los conocimientos y problemas que deben superarse, asocia lugares de formación y reflexiones, y sugiere la instauración de instituciones encargadas de administrar estos problemas en el tiempo.
Para Juan-Michel Albertini, “lo que permitió a este bretón obstinado y testarudo, que recibió muchos golpes y conoció muchos fracasos, seguir trazando su surco, es que fue también un místico. Pero a su manera, sin nunca separarla de la acción. No hubo nunca corte ni tensión entre la contemplación y la acción. “Sólo conozco, decía, una espiritualidad: marchar”.[21]
El P. Hugues Puel (E&H) es otro dominico, economista y escritor cercano a Lebret nos recuerda que Lebret escribió en la revista E&H nº 17 de 1945: “En 1940 yo renuncié a dar a Economía y Humanismo, que se preparaba, el nombre de centro de estudios sobre el marxismo… Mi deseo era solamente trabajar desde el marxismo, sobre el objeto nuevo detectado por él en el campo de las ciencias, y sobre el método de experimentación objetivo preconizado o al menos soñado a partir de su inspiración primera, y a partir de allí elaborar un método y doctrina que, a falta de un nombre mejor, llamé “economía humana”. Por otra parte se trataba menos de estudiar históricamente una doctrina teórica que confrontarla con los hechos donde ellos proclamaban, y yo percibía, la solidaridad: el hecho económico y el hecho humano”.
“El concepto de necesidad de Lebret no debe confundirse con el de la pirámide de Maslow, que pretende que las necesidades materiales deben cumplirse antes que las necesidades relacionales, culturales y espirituales. Este es exactamente contrario al punto de vista de Lebret, para quien las necesidades espirituales son parte de las necesidades primarias. Las necesidades básicas tienen cierto parecido con los derechos humanos. Pero la cultura católica de la época no hablaba mucho de ellos hasta que Juan XXIII los introdujo en su encíclica Pacem in terris(1963)”.
Otro integrante del movimiento E&H, André Chomel, nos dice en el libro citado de Malley: “Lebret va a hacer, a finales de los años 30, encuentros importantes para él (Perroux, Gatheron, Thibaud) y se auto impone la lectura de El Capital… El Manifiesto de 1942 y el gigantesco programa de trabajo que le sigue resultan de esas reflexiones. Hay mucho optimismo en esa visión del mundo, en la fe y en nuestra capacidad de conocerlo y de dominar la transformación. Hay una estrategia en Lebret, pero cada vez que llega al límite de un cierto encaminamiento de la fase en que se encuentra, él se proyecta en otra fase más ambiciosa, más englobante, que va más al fondo de las cosas y agranda el campo de las dimensiones del mundo”.
Alain Birou (E&H) cita a François Perroux, quien en un artículo en memoria de Lebret escribió [22] : “El animador de E&H ha sabido reunir y formar equipos numerosos y ardorosos, ha sido unos de los primeros en comprender que la economía de todo el hombre y todos los hombres, es la economía ella misma. No es el hombre de ciencia que, deslizándose en la superficie de las realidades, rehúsa analizar, calcular e introducir en los programas aplicables y operatorios los costos y rendimientos del recurso humano.
Se ha dicho y escrito que Lebret en última instancia perseguía una utopía bajo la expresión de un ascenso humano universal: que era no menos que la transformación del hombre, el cambio de las sociedades, la creación de un mundo nuevo por la puesta en marcha simultáneamente de una economía humana, de un desarrollo armonizado del planeta y una civilización o civilizaciones solidarias.
Por su intrepidez Lebret quería vencer el tiempo y modificar su tiempo, levantar una barrera a las tecno-estructuras de gran escala que determinan a los individuos y los pueblos, parar el torrente de injusticias estructurales y de males consentidos que se abaten sobre los pueblos. Él actuaba con esa necesidad de absoluto y de búsqueda de infinito que está en el corazón de los bretones de pura cepa y explica sus incesantes navegaciones de exploradores, siempre recomenzadas”.
Vincent Cosmao O.P. (E&H) fue nombrado adjunto de Roland Colin, responsable del IRFED en 1966, fecha de la muerte del padre Lebret. Un año más tarde se publicó la encíclica Populorum Progressio (1967), redactada principalmente por el padre Lebret en 1964 y Cosmao fue encomendado por el papa Pablo VI para continuar con el legado de su predecesor en esta institución internacional. Por otra parte, es también nombrado asesor teológico de la Comisión Pontifical Justicia y Paz, creada para dar continuidad a la encíclica y a los problemas acuciantes de la pobreza y el subdesarrollo principalmente de los países del “tercer mundo”. De esta manera Vincent Cosmao continuó las relaciones estrechas con los proyectos institucionales comenzados por el padre Lebret, con las redes intelectuales en América Latina y el mundo y con el reconocimiento internacional romano, como lo demuestra la siguiente carta dirigida a Hélder Câmara, arzobispo de Recife.
“Al llegar de Roma, tuve la alegría de ser recibido en audiencia privada por el Santo Padre. Me repitió la importancia que ha tenido para él la vida y el mensaje del padre Lebret. Me ha dicho con fuerza: ‘El padre Lebret vio muy bien y ha indicado la dirección. Hay que avanzar en ese sentido’. Para honrar al padre Lebret me nombró consultor de la Comisión Pontifical Justicia y Paz”.[23]
[1] Carta de Vincent Cosmao a Hélder Câmara, Paris, 4 de marzo de 1967, fonds Vincent Cosmao ADPF, boîte Lebret-Cosmao.
Roland Colin, es actualmente miembro del Consejo de Administración de la asociación DCLI. En su larga trayectoria fue codirector del IRAM, [24] y al enfermar Lebret quedó como director del IRFED. Roland ha sido un activo actor a favor de la independencia de las ex colonias francesas, en un rol que él define como “pasador” de cultura, pero también se lo puede considerar como un “traductor” que conectó Francia con sus ex colonias. En una carta de 2008 a su colega Bernard Lecomte, decía a propósito de Senegal: “La apuesta de Mamadou Dia (independencia y desarrollo) solo podría ganarse si pudiera convencer que tenía los medios para lograr la ambición que mostraba. Aquí es donde el encuentro con Lebret fue de particular importancia. Desde el principio, los dos hombres habían encontrado una comunidad de visión sobre la "revolución humanista" que implica el desarrollo. Pero el humanismo no era, en este caso, un concepto de moralidad pura, del mundo de ideologías abstractas, sino un compromiso, una percepción y una concepción del hombre, individuo y grupo, ("el hombre todo y todos los hombres ", decía Lebret), que se refirieron a lo real, a la experiencia multidimensional en la historia. Así que hace una referencia a una" globalidad "social y cultural, de la cual lo económico, lo político y lo espiritual, eran totalmente grupos de interés. No podría haber ninguna cuestión que significara imponer un "modelo de sociedad y de cultura", y por lo tanto, un "modelo de desarrollo" exógeno, importado, impuesto. Este fue el punto central de la nueva política”.
“El amor continúa siendo la más poderosa de todas las fuerzas: sabe sacar de las posiciones bloqueadas, abrir nuevas vías, sortear o aplastar los obstáculos, combatir la injusticia, denunciar los egoísmos, arriesgar incomprensiones e ingratitudes, soportar los fracasos, recomenzar tantas veces como sea necesario”. (Inédito)
Conocí a Bernard Lecomte en casa de Dominique Lessafre, presidente de la Asociación DCLI y la RIEH. Bernard era un estudiante de ingeniería en las facultades católicas de Lille, cuando asistió a dos conferencias del P. Lebret y el P. Suavet, sobre la evolución del mundo, el rostro inhumano del capitalismo y los efectos desastrosos del colonialismo. Conmovido, se suscribió a la revista de la asociación Économie et Humanisme.
“Esto fue seguido por ocho años de trabajo en la industria textil y en grupos locales de Economía y Humanismo, como los de Roubaix y Mulhouse, donde me había unido. Lebret tenía una doble mirada, por un lado la lupa para observar los hogares, por otro la amplia visión de la geopolítica”…
“Unos meses antes de dejar el sector textil (en vía de desaparición rápida), el Padre Lebret me había dedicado, en París, en la plaza del mercado de Saint Honoré, una hora y media de persona a persona. Yo lo conocía un poco luego de diez años, pero sólo a través de conferencias e intercambios en la mesa, durante las reuniones. Un hombre experimentado que da su confianza y escucha miedos, disgustos y sueños, ¡qué bendición! Me dijo: "Cuidé de los pescadores franceses antes de la guerra yendo durante dos años a cada puerto para escucharlos". Escuchar... Un día escribirá: Cuidado con el libro, sé el objeto. Me animó a dejar la textil y a permanecer disponible, una invitación a esperar, no compatible con mi deseo de finalmente trazar mi propio camino”
“En 1957, para disgusto del equipo, Lebret dejó el Centro (en Lyon) para fundar el IRFED, un instituto armonizado de investigación y formación en desarrollo en París, que dijo que trabajaría "a escala mundial". Una pregunta concreta me trabajaba: "Cómo ser útil para las nuevas naciones, nacidas de territorios colonizados." Me atrajo lo que Lebret propuso: "Participad, para que aquellos que están fuera de la jugada, que no están seguros, que -ellos mismos no se consideran mucho- que estén abatidos, puedan encontrar su camino como los demás". También dijo: “Tomen a su cargo un área de miseria”
“Lebret no quería menos que rehacer el mundo y al mismo tiempo rehacer la Iglesia Católica, lo que podía hacerte sonreír o irritarte. Así, el futuro Papa Juan XXIII, entonces nuncio en París, monseñor Giuseppe Roncalli le habría dicho, con afecto: "Padre Lebret, deja de llevar el mundo entero en sus hombros, porque ¿estás seguro de que son lo suficientemente fuertes?”.
A finales de diciembre de 1958, Bernard se convirtió en el hombre a hacer de todo, en Senegal, del equipo asesor del recién nombrado jefe del gobierno, Mamadou Dia, ex miembro de la Asamblea Nacional Francesa y alumno de François Perroux. El equipo esperaba que un plan nacional pudiera movilizar esfuerzos y recursos de manera coherente, siempre y cuando se tuvieran en cuenta varios sectores al mismo tiempo, evitando desequilibrios y brechas demasiado grandes entre áreas o grupos humanos.
"Una veintena de investigadores senegaleses llevaron a cabo el trabajo de investigación, un estudio detallado, con miles de datos no cuantificados pero estimados por escalas de apreciación, y aplicado en un centenar de aldeas (en 18 zonas) y para varias familias por aldea, desde marzo de 1959 hasta marzo de 1960. En Senegal, y luego siempre, utilicé los métodos de investigación y explotación desarrollados por EH”.
“El Padre Lebret vino tres o cuatro veces durante nuestra misión. Incluso en Navidad, cuando el Atlántico estaba frío, comenzaba su estancia con un baño en el océano. Luego nos uníamos en su celda en el convento, abría su cuaderno, miraba hacia abajo para escribir y, de vez en cuando, miraba por encima de sus gafas. Escuchaba y no parecía para nada un conferencista. Recogía todo lo que había oído u observado desde el viaje anterior. Leía lo que la docena de autores de estudios producían (un total de 2.000 páginas) y, por su lado, escribía notas. No dejaba ningún tema”
“Luego me arrepentí de no tener suficiente experiencia como para preguntarle sobre el "medio plazo". Trazaba perspectivas a largo plazo, preparaba dispositivos de corto plazo, pero sin eliminar suficientes obstáculos a mediano plazo. Todavía me perturba este hecho: ¿por qué nos dejó fantasear con el surgimiento de una "administración del desarrollo", cuando no necesitamos llegar al final del primer plan de cuatro años para ver cómo el aparato administrativo, que era un obstáculo para las pocas iniciativas que vinieron de la gente, ¡abría un bulevar a los proyectos de las agencias de cooperación! ¿No había observado fenómenos similares en América Latina? “
“Por lo tanto, la política debe garantizar cuidadosamente que el crecimiento y el desarrollo estén sincronizados. Como este último es indivisible, la planificación debe tener en cuenta que todos los aspectos de la transformación deben llevarse a cabo solidariamente, y que para permitir esta coherencia se debe adaptar la estructura del Estado. Lebret explicaba: "Una estructura cortada como rodajas de melón no puede conducir al desarrollo. Para garantizar el desarrollo, la horizontalidad debe imponerse a la verticalidad. Cada ministro es miembro del equipo polivalente de la cumbre, coordinado y dirigido, en un régimen presidencial, por el Jefe de Estado, responsable supremo del desarrollo. Por lo tanto, no puede ser una cuestión, para un ministro, de llevar al Consejo de Ministros proyectos que a veces se improvisan, a veces son estudiados, desde el único punto de vista de su departamento, y que vienen a acumular proyectos "fuera del plan". El desarrollo es indivisible, y cualquier decisión debe depender de una coherencia general que deba salvaguardarse." ¿Qué pensaba el presidente? Nosotros no sabíamos nada al respecto, pero constatamos que la verticalidad se convirtió en reina en el mismo año 1964”.
“Desde hacía varios años, el Padre Lebret había estado tratando de reconciliar las diversas y numerosas capillas políticas del Líbano, una tarea que era imposible que tuviera éxito, una tarea que le consumía tanto tiempo y que lo había desgastado. Al mismo tiempo, trabajaba con el Papa Pablo VI para el Concilio Vaticano (1962-1965) y la escritura de la encíclica "Populorum Progressio".
Bernard cuenta que Lebret amaba la América Latina, pero fue su entrega al Libano la que lo mató.
“Lo volví a ver postrado en la cama y tan cansado en un asilo de ancianos en 1966. El 22 de julio, al día siguiente de su muerte, reposaba en una habitación en el 49 de la Rue de la Glaciére y -a solas con él- me vino un ataque de cólera: "Padre, te culpo. Ya no eras visible por tu pasión por el Líbano, no escribiste los libros que necesitábamos, y ahora..."
“Años más tarde, en una reunión en Ginebra, hablaba de su trabajo y, de pronto, mi vecino me dice: Pero, Bernard, hoy, ¿qué es Lebret para ti?" y escuchó esta respuesta: ¡Él vive en mí!"
4. Oración del P. Lebret
Hay hoy demasiados sabios, demasiados prudentes.
Siempre calculando, siempre midiendo.
¡Pensad que pasaría si tuvieran que romper con su mundo,
si sus padres supiesen que nunca alcanzarían una posición honorable,
si tuviesen, aunque fuese por poco tiempo, que vivir en la inseguridad!
¡Oh Dios! Envíanos locos,
de los que se comprometen a fondo,
de los que se olvidan de sí mismos,
de los que aman con algo más que con palabras,
de los que entregan su vida de verdad y hasta el fin.
Danos locos, chiflados, apasionados,
hombres capaces de dar el salto en la inseguridad,
hacia la creciente incertidumbre de la pobreza;
que acepten diluirse en la muchedumbre anónima
sin pretensiones de colgarse una medalla,
no utilizando sus cualidades más que en provecho de sus gentes.
Danos locos Señor,
locos del presente,
enamorados de una forma de vida sencilla,
liberadores eficientes de los que no cuentan para nadie,
amantes de la paz,
puros en su corazón, resueltos a nunca traicionar,
capaces de aceptar cualquier reto,
de acudir donde sea,
libres y obedientes,
espontáneos y tenaces,
tiernos y fuertes.”
[12] L. - J. Lebret, llamamiento a los amigos d“es técnico y es espiritual. Quién se niega a considerarlo bajo estos dos aspectos se garantiza no de no solucionarloe E&H, Thomas Suavet, op. cit.,p. 118
[13] En :https://www.dominicos.org/espiritualidad/dominicana/testimonios/louis-joseph-lebret/
[14]François Malley, Louis Joseph Lebret,L’économie au service des hommes, Les éditions du Cerf, Paris 1968.
[15] Discurso de Denis Goulet en el Día de Lebret en la UNESCO, París, el 13-11-1998
[16] El contenido de este apartado fue tomado del artículo: “Lebret, una vida al servicio de los hombres”, y de otros escritos de Berthelot.
[17] François Malley, Louis Joseph Lebret,L’économie au service des hommes, Les éditions du Cerf, Paris 1968.
[18] E. Lamort, con el que Lebret creó la Fédération Française des Syndicats Professionnels des Marins y organizó comités interprofesionales por especie para gestionar la pesca a partir del mercado y de sus especificidades.
[19] F. Malley, Ibid.
[20] L.-J. Lebret, Positions-clés, Economie et Humanisme, No 23, janv.-fév. 1946, p.6.
[21] Jean Michel Albertini, L.-J. Lebret en Oikonomia, juin 2006.
[22] Revue Économie et Humanismo, nº special 86 (1986)
[23] Carta de Vincent Cosmao a Hélder Câmara, Paris, 4 de marzo de 1967, fonds Vincent Cosmao ADPF, boîte Lebret-Cosmao.
[24] Institut de recherches et d’applications de méthodes de développement, fundado por el Abbé Pierre.
Acceder al contenido del artículo en formato .pdf para su descarga.
Publicación anterior